Ahora escribo, porque después de varias horas reflexionando el sentimiento que estoy sintiendo ya no lo puedo parar.
Estoy tomando otra vez decisiones difíciles, sin ser empujada una vez más estoy caminando por la cornisa. El miedo me confunde igual que la inestabilidad. El miedo a perder la libertad tan preciada, ésta que vivo día tras día y en algunas oportunidades entre ella y yo no hay espacio para nadie más. Es como un animal celoso y demandante que me indica que lo importante es ella, nada más.
Me confundo, necesito sacar esta angustia que no me permite avanzar, no puedo ver claro, me envuelve una nebulosa fría y aislante. Quiero fluir.
Hay situaciones que no creo y otras que pasan pero que se suceden como accidentes o eventos colaterales que no me penetran.
No puedo llorar, el dolor está concentrado y controlado. Fría, como si los fantasmas que me rodean, me recordaran que ya estoy muerta. Transito por los espacios familiares llena de cosas, llena de logros pero todo está tan vacío. Me rodean formas bellas que se deshacen con cada respiración.
Podría caminar, devuelta al inicio pero ya no hay nada. Todo fue devastado. Yo estoy anestesiada negándome a vivir. Camino en un sentido que me puede costar la última reserva de oxigeno. Puede ser que esta asfixia sea necesaria. Puede ser que al final las retribuciones sean innumerables. Puede ser que la luz, me saque de este túnel tenebroso de transito....buscad y encontrareis...
