Ni lo uno, ni lo otro...sino otra alternativa.

Me cuesta pensar...tengo que aceptarlo. Lo peor es la decisión. Ahora miestras escucho musica en las horas de trabajo y afuera hay 6º bajo cero, me observo esperando por alguna llamada de telefono. Son dos, dos las llamadas. Cada una tiene sus inconvenientes. Una de ellas proviene de un lugar imposible, obstaculizado, irreal e impracticable objetivamente - lamentable es que soy subjetiva -. Y cuando suena me alegro pero es muy terrible porque yo necesito más, necesito todo...toda la atención para mi. La otra llamada es incómoda, persecutoria, angustiante y absolutamente practicable, de hecho es el sufrimiento más seguro, es el sometimiento y no una decisión. Desde el otro lado se escuchan tantas y tantas cosas que aumentan la pena y mi miedo, que siento como si una mano me estrangulara fuerte y no me dejase respirar. Desde el otro lado otra mano que me toca a tientas, asustadiza e insegura, escindida, con cientos de tareas por hacer y que cada una de ellas las realiza a medias...desde el otro lado pero sin estar en el otro lado.

...quiero ver...