La amistad y sus beneficios

“Tener amigos es sentirse querido, cuidado y valorado. Los amigos proporcionan seguridad y confianza en sí mismo”. Recordemos la felicidad que nos produce llegar a un lugar nuevo y pasado un tiempo, alguien nos invita a su casa o a salir. La felicidad de sentirse acogidos por un amigo es incomparable, sientes que el soporte social se concreta y ya no te sientes solo. Las relaciones de amistad son unas de las experiencias más gratificantes y protectoras de los niños, los adolescentes y también de los adultos. Desde la perspectiva del desarrollo emocional y social, se establece como “la clave” para el equilibrio emocional, y, en época de escuela, fundamental para la adaptación al contexto escolar. Las buenas relaciones de amistad son una señal de salud mental en tanto que la falta de ellas puede constituir un indicador psicológico que nos debe preocupar como padres y profesores por el bienestar socioemocional de los niños. Fijarnos en los niños que permanecen aislados socialmente a pesar de todas las actividades y esfuerzos que realizamos, es importante para identificar factores que dañan negativamente el equilibrio emocional de los niños(as). Tener un amigo o un grupo de amigos favorece la adaptación social, nos indica las claves de las actitudes que son valoradas y cuáles son las normas que, si se quebrantan, significará estar fuera o excluido del grupo. El sentirse escogido significa un tremendo aporte a la autoestima en la infancia y en la adolescencia –y durante toda la vida-. Los amigos aumentan la motivación –activan los motores-, abren horizontes –te atreves a explorar - y te muestran mundos nuevos. La dedicación extrema a la computación y a la televisión, disminuye, sin duda, las posibilidades de interacción social real. El niño(a) que no tiene amigos se empobrece emocionalmente y puede desarrollar cuadros depresivos, adquirir escasas habilidades sociales y entristecerse profundamente por algún sentimiento de exclusión. Lo que sugiere el amigo (a) es normalmente más validado que lo que opinan los padres, especialmente en la adolescencia. La influencia de los amigos -sea positiva o negativa- debe hacer consciente la necesidad de tener una política familiar de puertas abiertas para facilitar la aproximación de los amigos al hogar, observar sus costumbre, intereses y diálogos, para así poder evaluar quiénes son los amigos de nuestros hijos y cómo están influyendo en su desarrollo personal.

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